jueves, 11 de noviembre de 2010

Cuando veo mi realidad...

"Autorretrato".1889.
Autor: Vincent Van Gogh.

Este es otro de los tesoros que tiene la Galería Nacional de Arte de Washington D.C, el "Autorretrato" de Van Gogh tiene propia vida, es un óleo con colores vivos en donde el artista mismo se está reflejando.

El mismo Van Gogh reconoció la dificultad de realizar un autorretrato, principalmente por su estado anímico pues al momento de realizar éste óleo estuvo bastante enfermo, tuvo una recaída bastante fuerte en donde no salía (literalmente) a ningún lado Ello, se lo manifestó a su hermano Theo en una carta "They say--and I am very willing to believe it--that it is difficult to know yourself--but it isn't easy to paint yourself either. So I am working on two portraits of myself at this moment--for want of another model--because it is more than time I did a little figure work. One I began the day I got up; I was thin and pale as a ghost. It is dark violet-blue and the head whitish with yellow hair, so it has a color effect. But since then I have begun another one, three quarter length on a light background"(Cartas completas de Vicent Van Gogh, Carta No. 604).

Aunque este no fuera su primera y último autorretrato, si es menestér destacar que es uno de los más vivos, pues los demás o son demasiado pastel o con tonos muy sobrios. 


"Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo'" (Lucas 15, 18-19)



"El regreso del hijo pródigo". 1668 
Autor: Bartolomé Esteban Murillo. (Sevilla - España, 1617 - Cádiz, 1682)

Imagen de la obra tomada en el National Gallery of Art. Washington. D.C.

Esta obra hoy en día se encuentra en el Museo de Arte Nacional de Washington D.C, es impactante,  te sitúas frente al cuadro y puedes observar su fortaleza, la magnitud de la obra hace que sea imponente.   

Ilustra la parábola del Evangelio de San Lucas (historia bíblica) del “regreso del hijo pródigo” en la cual  un hijo que ha abandonado a su padre habiéndole pedido sus riquezas y derochándolas luego en una vida llena de lujuria y desenfreno, vuelve, acabado, hambriento, pobre; y el padre, en un gran ejemplo de amor y de nobleza lo vuelve a recibir en su lecho. Aquí Murillo representa el momento principal de la historia, cuando el hijo regresa y el padre lo perdona, ordenando a sus criados traer los mejores paños para vestirlo.

Por supuesto, la luz de la obra incide directamente en el padre e hijo, resaltando la imagen en este óleo sobre lienzo de 236 x 262 cm. También observamos la delicadeza y detalles de cada uno de los personajes de la escena, lo cual hace que gocen de gran expresividad.

Estuve en frente de esta obra el veintiocho de julio de 2009 y aún recuerdo, cuando escribo a cerca del cuadro, la sensación que este me produjo de amor, compasión y sobre todo perdón.  

miércoles, 10 de noviembre de 2010

"La Mesa Herida", la muestra del corazón partido de Frida Kahlo.

"La Mesa Herida". 1940
Autor: Frida Kalho (Coyoacán - México, 1907 - 1954).

Quiero hablar de esta obra por dos razones fundamentales. De un lado, porque me encanta la pintura de Frida Kalho, creo que es un "gusto heredado", a mi abuelo le encantaba, le llamaba la atención que ella fuera tan revolucionaria y "brusca" en su modo de expresión, y aunque lo mismo considero yo, lo que más me gusta de las obras de Frida son los colores vivos que maneja siempre; los cuales considero usa también por influencia de su esposo y amor eterno Diego Rivera, quien fue un modelo de referencia desde la adolescencia (incluso sin haberse conocido) para esta pintora mexicana.

De otro lado, este es un cuadro que no ha sido popularizado, porque muchas de las obras de Frida han dado de que hablar, se conocen varias, se refieren otras tantas, pero de "La Mesa Herida" pocas personas se han atrevido a divulgar, o al menos a volverla popular.

Así, esta obra tiene varias características importantes, que no se pueden obviar: es una de las expresiones artísticas más grandes que realizó Kalho, junto con "Las dos Fridas", pues cuenta con unas medidas de 122 x 244 cm. 

También se observa cómo la autora refleja su realidad en este cuadro, pues para la fecha estaba divorciándose de su esposo, y por eso hace una parodia del relato bíblico de "La última cena", pudiendo identificarse a Frida como si fuese Cristo en el centro de la mesa, y a su derecha también se encuentra un enorme Judas de "papier-mache" a su derecha que evidentemente representa a Diego, pues él le fue infiel con su hermana Cristina.  

Del mismo modo aparecen más personajes en "su escena": los dos hijos de Cristina, que los entiendo parte de la misma como si no supieran nada, reflejando la inocencia de la situación y el dolor que la misma le producía. 

De otro lado, está su mascota (el venado), y a su izquierda, el esqueleto sostiene un mechón de pelo de Frida, que es impactante porque puede entenderse como si la autora estuviera "jugando" con la muerte.  Del mismo modo se observa una escultura precolombina, pudiendo analizarse el elemento común en todas sus obras: destacar sus raíces mexicanas, y el orgullo que las mismas le generaban. 

Me impacta como es capaz de hacer sentir al espectador la desilusión y el sentimiento de traición, cómo con su pintura hace sentir su historia.

"La mujer del levita de los Montes de Efraín", un orgullo nacional.

"La mujer del levita de los Montes de Efraím". 1899
Autor: Epifanio Garay y Caicedo (Bogotá,1849 - 1903)


Es un óleo sobre tela, de 139 x 198.5 cm., en donde puede observarse un contexto débil para la mujer, se observa doblegada, débil ante el levita, su marido.  Incluso, me produce un sentimiento de que el levita desea castigar o golpear a su mujer.

Esta obra me ha causado gran impacto desde que la observé en la exposición del Museo Nacional (Bogotá, Colombia).  Me impacta el manejo de los colores del autor y la manera en cómo sobresale la belleza del cuerpo femenino, esa "minuciosidad" con que la ha pintado Garay y Caicedo; y sobretodo, como refleja de manera clara la delicadeza de la mujer - principalmente cuando se observa la posición de los brazos y los senos pequeños -

Además, cuando empecé a indagar sobre el cuadro encontré que este sino el primer y único, uno de los pocos, desnudos femeninos de la pintura colombiana del siglo XIX, causando bastante escándalo en la sociedad. Y claro, no es para menos para la época, pues se observa una mujer desnuda, caída ante un hombre, con unos detalles corporales casi perfectos, como si se tratara de una fotografía.

También, tratando de averiguar mayor información sobre este óleo, encontré que los Montes de Efraím hacen referencia a las montañas que pertenecían a Efraím, hijo de José, es decir, se ubica en las montañas entregadas a Efraím cuando se repartieron las doce tribu de Israel; ubicadas al este con el Río Jordán. Lo que me permite inferir que es una obra que posee un contenido religioso arraigado, por la época en que fue pintada: conservadora en donde la Iglesia Católica aún imperaba.

Así, es una obra maravillosa, porque la considero natural, no es forzada y con colores propios de la época. ¡Vale la pena ver la obra! No solamente por ser de un colombiano sino porque es hermosa.